lunes, 25 de junio de 2007

¿Cómo defender al capitalismo?

¿Por qué no se puede reducir la brecha entre ricos y pobres en este mundo? Sencillo, porque va contra la naturaleza misma del capitalismo, ahora llamado con el eufemismo “economía de mercado”.

Si el principio más básico del capitalismo es la acumulación del capital, y si el capital es finito, entonces por lógica habrá acumulación de la pobreza.

Para que existan países desarrollados, de “primer mundo”, es necesario que existan países en la periferia, subdesarrollados, de “tercer mundo”.

Y esta nota lo explica a la perfección, ¿hay alguien que se atreva a defender al capitalismo de hoy en día?

Starbucks pone fin a la guerra del café con Etiopía

La mayor franquicia cafetera mundial vende en Estados Unidos a 20 euros el kilo de grano etíope que pagaba a 65 centavos. Este año ha prometido comprar a 1.30 euros por kilo

EFE
El Universal
Adis Abeba
Lunes 25 de junio de 2007

05:03 Después de tres años de negociaciones, Etiopía y el grupo estadounidense Starbucks han alcanzado un acuerdo sobre la producción y los precios del café, que permitirá a los productores locales duplicar sus ingresos.

El acuerdo alcanzado pone punto final a un enfrentamiento crucial para la supervivencia de los agricultores y la estabilidad de la producción de café por parte de este país, primer exportador africano y sexto del mundo.

En Etiopía, cuna del café, el llamado "oro verde" representa desde hace más de mil años el principal ingreso del país, y trabajar en el sector es motivo de orgullo.

Sin embargo, el desequilibrio entre los beneficios anuales obtenidos por las empresas cafeteras y las escasas ganancias de los productores locales han provocado un tira y afloja considerado injusto por el gobierno etíope.

El mercado del café arroja beneficios anuales de cerca de 100 mil millones de euros.

La compañía Starbucks, a la que muchos acusan de ejercer un monopolio ilegal, vende el kilo de café etíope de calidad superior a veinte euros en Estados Unidos, pero hasta ahora pagaba sólo 65 centavos de euro por cada kilo de café etíope que compraba.

Este año, en cambio ha prometido pagar 1.30 euros por cada kilo.

Solomon Adebe, del Ministerio de Asuntos Exteriores etíope, hizo hoy hincapié en la importancia del acuerdo ratificado: "Era una situación insostenible" , afirmó el alto funcionario.

"Etiopía -agregó- no podía vender su propio café como marca registrada debido a la oposición de Starbucks, nuestro principal comprador, y estábamos sometidos a un duro chantaje".

En los últimos siete meses la empresa norteamericana ha multiplicado las conferencias de prensa para negar cualquier tipo de comportamiento exento de ética.

Hasta hace poco las iniciativas de Etiopía para penetrar en el mercado internacional, principalmente el de Estados Unidos, como productor y exportador independiente, han sido paralizadas por la Asociación Nacional Americana del Café.

Según las autoridades etíopes, la asociación actúa bajo tutela de Starbucks, una acusación que refuta la multinacional.

Lejos de los despachos, los agricultores etíopes se muestran optimistas en cuanto al acuerdo, todavía sin firmar, pero prudentes.

"Starbucks nos está explotando", sostiene Gaddacho Badacha, de 70 años y con cinco hijos, quien se dedica a la producción del café desde que era niño y ha seguido los pasos de su padre y de su abuelo.

Badacha produce la variedad Yirgacheffe, la más prestigiosa de todas, junto a los granos Sidamo y Harar. El pasado año Badacha produjo 850 kilos de café por los que obtuvo trescientos euros, y cuando habla sobre la reticencia de Starbucks a la hora de aceptar un aumento de los beneficios de los agricultores, no esconde su enfado.

"Cuando alguien de mi familia está enfermo no puedo llamar al médico porque no tengo dinero. Ahora me entero de las cifras que baraja Starbucks y me parece escandaloso", sostiene Badacha.

Este productor es uno de los 44 mil miembros desencantados que forman parte de las 22 cooperativas del café presentes en Etiopía.

En 2006 la producción total de café en Etiopía superó 150 mil toneladas. El precio final fue de apenas 350 millones de euros, y cuando concluyó el reparto, los productores se marcharon a casa con 300 euros para todo el año.

La mejora sigue siendo insustancial en cuanto al presupuesto de la multinacional, pero esencial para la supervivencia de una actividad que da trabajo directa o indirectamente a más de quince millones de personas, la quinta parte de la población de Etiopía.

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