“Es una barbaridad, pero es una alternativa”.
Oooh sí, esas son las palabras de Juan Francisco Ealy Ortiz, presidente del Consejo de Administración del periódico El Universal; su dueño, pues.
La situación estuvo así: El 18 de febrero, Ealy Ortiz estuvo en Saltillo para inaugurar un Colegio de Bachilleres que lleva su nombre y – no me queda claro exactamente el porqué – comenzó a hablar del combate al narcotráfico que se vive en México; ahí fue cuando dijo que la legalización de las drogas puede ser una alternativa para el problema mencionado.
Ahí hubiera quedado la cosa peeero – y aquí viene la razón de este post en el Observatorio de Medios ‘Línea Ágata’ – el protagonismo de Ealy Ortiz siempre tiene eco en el periódico y esta vez no fue la excepción; es más, ahora la opinión de Ealy llegó hasta el editorial, texto periodístico que refleja la posición del propio medio.
Conste que no estoy diciendo que sea buena o mala esta situación, ni estoy calificando lo que dijo Ealy (incluso, estoy de acuerdo con él), sólo resalto la importancia que sigue teniendo la voz del susodicho en El Universal, y eso que supuestamente ya le entregó la estafeta de la dirección a su hijo, Ealy Jr.
Así está la onda y, para el registro, aquí están un fragmento de la nota que salió al respecto y el editorial de ese día (cuya argumentación es muy buena); por cierto, interesante lo que dice Ealy acerca de los medios y el narcotráfico (ahorita les digo por qué), me permito resaltarlo en otro color:
Ealy Ortiz pide debate sobre legalizar drogas
La medida daría soluciones a corto y mediano plazos, indica
Juan Arvizu e Hilda Fernández
El Universal
Martes 19 de febrero de 2008
SALTILLO, Coah.— Las soluciones al problema del tráfico de drogas están en abatir el consumo en Estados Unidos y en otros países, así como fortalecer la unidad nacional en contra del crimen organizado; “y, desgraciadamente, queda el camino de legalizar su uso”, sugirió el Presidente del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz.
Por ello, planteó abrir un debate sobre la alternativa de acabar con el narcotráfico por la vía de la legalización, toda vez que el crimen organizado cuenta con mayor armamento que la fuerza pública o, en ocasiones, mayor que la del Ejército, además de que el país puede padecer un clima de violencia, semejante al que hubo en Colombia en los setentas y ochentas.
“Al legalizarse el uso de la droga —y es una barbaridad, pero es una alternativa—, se pueden dar soluciones de corto y mediano plazos”, agregó Ealy Ortiz, en entrevista con reporteros en esta ciudad.
Como sucedió al levantar la prohibición del comercio de alcohol en Estados Unidos (1920-1933), “se acabaría con un negocio de ciertas gentes, un flagelo de la sociedad mexicana”.
Impera la lógica de que “hay demanda, hay consumo, hay negocio”.
Ealy Ortiz, quien es presidente de la Comisión de Impunidad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), dijo que “debemos estar unidos todos los medios para publicar la información sobre narcotráfico”. Lamentó que en el norte del país haya periodistas y editores que desistan de escribir la denuncia de quienes causan este problema. “Temen ser perseguidos por estos criminales”.
Es importante la acción conjunta del gremio. “Creo que si todos los medios electrónicos y escritos nos uniéramos en una gran cruzada en contra del crimen organizado, del narcotráfico en particular, podríamos tener salidas y soluciones”.
(...)
Una alternativa contra el narco EL UNIVERSAL
19 de febrero de 2008
La legalización de las drogas debe dejar de ser un tabú. Su discusión es obligada más ahora que la guerra contra el narcotráfico se ha recrudecido.
La prohibición eleva los precios de los productos ilegales y proporciona a quienes los proveen el monopolio en su manejo, factor que eleva aún más sus ganancias.
Policías y ahora militares arrestan a narcotraficantes, quiebran estructuras criminales, confiscan propiedades, destruyen plantíos, interceptan cargamentos y, a pesar de todo ello, en el panorama general sólo se consigue el encarecimiento del producto, lo cual no garantiza una baja en su consumo.
El negocio es tan próspero que desintegrado un cártel enseguida otros narcotraficantes cubren el espacio liberado en el mercado. ¿Qué tanta fuerza militar y policial hace falta antes de considerar nuevas opciones?
La penetración internacional del flagelo es tal que una solución pasa necesariamente por homogeneizar las medidas tendientes a conseguirlo. Es de criticarse por tanto la actitud de Estados Unidos de evitar siquiera el debate en torno a una eventual legalización.
La cooperación regional debe ir más allá de la entrega de unos cuantos miles de dólares. El costo de la guerra contra el narcotráfico ha sido demasiado alto como para apostar ciegamente a la continuación del mismo camino.
Lo que dijo Ealy sobre los medios me trajo a la memoria lo que ocurrió en Colombia; allá, ante los ataques que recibían medios y periodistas del narcotráfico, todos se pusieron de acuerdo para que las notas referentes a este problema fueran la misma en todos los medios y, por supuesto, no iban firmadas para proteger la identidad de los reporteros.
Así, entre todos se sobrepusieron a la intimidación de la que eran objeto y pudieron seguir informando puntualmente a la sociedad sobre esta grave situación, que también vive ahora México.
El asunto está un poco turbio: encontré tres diferentes versiones; en dos, el director renunció y en otra, “lo renunciaron”.
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